Los filtros basados en membranas y los bioreactores están redefiniendo el tratamiento de aguas residuales, proporcionando agua más limpia, mayor eficiencia y soluciones más sostenibles para las comunidades.

La tecnología de filtración en el tratamiento de aguas residuales ha evolucionado desde simples filtros de arena y técnicas de sedimentación hasta procesos avanzados con membranas, algunos de los cuales se pueden combinar directamente con procesos biológicos, conocidos como bioreactores de membrana (MBR, por sus siglas en inglés). En los últimos años, el deseo de encontrar oportunidades para reutilizar el agua y las regulaciones ambientales en constante evolución han impulsado el desarrollo de nuevas soluciones de filtración que ofrecen una mayor eficiencia en la eliminación de contaminantes. El paso a métodos de filtración avanzados ha dado como resultado una eliminación más eficaz de contaminantes peligrosos, como metales pesados, patógenos, productos químicos sintéticos, sustancias per- y polifluoroalquiladas (PFAS), microplásticos y residuos farmacéuticos.

Dos de las tecnologías de filtración más destacadas en el tratamiento avanzado de aguas residuales (AWT, por sus siglas en inglés) son los filtros basados en membranas y los bioreactores de membrana. Aunque ambas tecnologías dependen de membranas para la filtración, tienen diferencias notables en su aplicación y efectividad.

Membrane bioreactors (MBR) integrate biological treatment with UF or MF membrane filtration, offering a more productive removal process for nutrients, organic matter and suspended solids. MBRs operate by combining activated sludge treatment with membrane filtration, which enhances the breakdown of organic pollutants while simultaneously filtering out solids and bacteria. More specifically, MBRs allow for significantly higher mixed liquor suspended solids (MLSS) concentrations, around three to four times more than conventional biological processes, which improves nutrient and organic removal of the effluent stream.  Additionally, the membrane removes almost all suspended solids or particulates. This method allows for high-quality effluent water within a small footprint, making it suitable for reuse in irrigation, industrial processes and even potable water applications.